En el día de hoy, amanecimos con la noticia de la declaración de Benedicto XVI ante el consistorio Ordinario Público, anunciando su renuncia al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro.
En sus declaraciones, el Santo Padre comunica que:
“Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio pretino. Soy muy consciente de que este ministerio, por su naturaleza espiritual, debe ser llevado a cabo, no únicamente con obras y palabras, sino también y en no menor grado sufriendo y rezando. Sin embargo, en el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para gobernar la barca de San Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado.”
La renuncia del Santo Padre como Sumo Pontífice de la Iglesia ha conmovido al mundo entero. Es una renuncia histórica. Estamos acostumbrados a que los Pontífices cesen en su ministerio por razón de muerte. Hoy, Benedicto, renuncia a su ministerio, por razones de que a su edad avanzada, manifiesta no tener fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio pretino. Ciertamente, la decisión del Santo Padre es un acto de mucha valentía, humildad y refleja gran libertad interior y conciencia histórica. Con su determinación, Benedicto XVI refleja su profundo amor a Cristo y a la Iglesia.
Por este medio manifestamos nuestra lealtad, apoyo y amor hacia el Papa Benedicto XVI.
Habiendo dicho lo anterior, quisiera invitar al pueblo católico en Puerto Rico a:
Orar por el bienestar del Santo Padre Benedicto XVI; a orar por sus intenciones, y a agradecerle por toda la vida que ha dedicado a la Iglesia. Benedicto es un Papa de singular trascendencia histórica; es un Papa que ha evangelizado sin cesar, especialmente desde sus valiosos escritos, en sus homilías y catequesis. En el caso nuestro, le agradecemos particularmente la creación de la Diócesis de Fajardo-Humacao y que nombrara como su nuevo Obispo a un nativo de esta tierra, Mons. Eusebio Ramos.
Oremos también al Espíritu Santo para que guíe a la Iglesia durante todos los procesos que siguen a esta noticia.
Oremos por los señores cardenales de la Iglesia quienes tendrán la histórica y trascendental encomienda de seleccionar a un nuevo Pontífice. Por ello, nos hacemos eco de las palabras de Benedicto XVI, “Ahora, confiamos la Iglesia al cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro Señor Jesucristo, y suplicamos a María, su Santa Madre, que asista con su materna bondad a los Padres Cardenales al elegir el nuevo Sumo Pontífice. Por lo que a mí respecta, también en el futuro, quisiera servir de todo corazón a la Santa Iglesia de Dios con una vida dedicada a la plegaria.”
En San Juan de Puerto Rico, a los once días del mes de febrero de 2013
S.E.R., Mons. Roberto Octavio González Nieves, O.F.M.
Arzobispo Metropolitano de San Juan de Puerto Rico
Presidente de la Conferencia Episcopal Puertorriqueña